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viernes, 18 de junio de 2021

Color "Champaña".

   En la vida laboral te encuentras con individuos particulares, sobre todo entre los compañeros, bueno por decir algo, algunos no llegan ni a eso. Dale a un gilipollas un uniforme y obtendrás un tipo peligroso.

  Total, he vivido algunos años en cuarteles y eso de convivir con los mismos con los que trabajas, pues no es una fórmula para la vida moderna, se comprende para épocas pretéritas, donde el aislamiento tanto forzado por la institución con respecto al resto de la población, como el físico , por encontrarse los cuarteles normalmente a las afueras de los pueblos, hacían la convivencia obligada, las miserias compartidas, son menos. Esto hace que hoy en día, por ahorrarse unos euros en alquiler, el vivir en un cuartel sea mas una obligación que una devoción.

   Lo que contrae que la convivencia a veces sea una mierda, aunque de cara a la galería quieran hacer creer que todo es una maravilla. Por eso te encuentras bobos de solemnidad, gilipollas y tontos del culo, por desgracia te toca currar con ellos y para mas inri tenerlos de vecinos.

   Creo que era por el año noventa y ocho, en un pueblo de la España profunda, de la sierra norte de Madrid, uno que vivía allí y era un "Compañero", cambió su viejo Ford Fiesta, al cual se le reventó el motor, por el frío en invierno y poner agua en vez de refrigerante, por un flamante Opel Astra. Por supuesto nada mas comprarlo nos lo enseñó a todos, normal, un coche recién salido de casa y flamante. El tema es que en vez de un utilitario, parecía que se habían comprado un Bentley , lo mas cachondo era lo del color de la carrocería, que por lo visto lo habían hecho especial para ellos, como textualmente dijeron, color "Champaña", me imaginaba en la Opel a los técnicos haciendo mezclas de pinturas hasta dar con el color solo para este coche. Como es de esperar, al poco tiempo y a pesar de ser un modelo recién sacado al mercado, había coches con el color único y especial por todos lados.

   El meollo viene por que dentro del cuartel había cuatro plazas de garaje, dos para los vehículos oficiales, otro para el comandante de puesto y el que quedaba para un guardia. El jefe dejaba el coche fuera y este indígena habló con él para meter su coche nuevo, por supuesto con su funda, a pesar de estar bajo techo y su limpia laca de uñas cuando llegaban de la calle, para despegar los mosquitos, aquello era surrealista y rozaba el absurdo, pero oye, cada cual trata lo suyo como quiere, por muy ridículo que sea. Yo mi coche de segunda mano, que entonces era un Patrol, lo dejaba en la calle. Por supuesto para esta gente, mi coche era un ladrillo, feo, viejo y que no merecía dormir bajo techo, ¡Dónde iba a parar, comparado con su exclusivo Opel color "Champaña"!

  El lío venía por la otra plaza de garaje que quedaba libre, aquello era a ver quien sacaba el coche, para correr y meter el suyo, escondidos tras las cortinas y atentos al sonido del motor, de tal forma que un día llegaron a las manos, por lo que el jefe puso los puntos sobre las íes y dijo que a partir de ahora metería su coche y que la otra plaza sería para el mas antiguo en el empleo, o sea, el que suscribe. Yo como soy un poco cabroncete y a pesar de tener un ladrillo viejo y feo, opté por dejar en el garaje mi coche y así lo hice saber delante de todos en una reunión al efecto, a pesar de ser un coñazo abrir y cerrar cada vez que entraba o salía, pero ver la cara de rabia de estos imbéciles, lo compensaba.

  Por supuesto que protestaron e insinuaron que era una poca vergüenza que su Opel color "Champaña", exclusivo, durmiera en la calle, mientras mi coche usado y feo lo hiciera a cubierto, lejos de los elementos climáticos. Dejaron de hablarnos y las relaciones se enturbiaron, de tal forma que al año siguiente cambiaron de destino. Pero amigos, yo seguí allí y mi viejo coche siguió durmiendo en garaje hasta que fui destinado a otro cuartel, pero eso amigos, da para otra historia.


(En la foto el color exclusivo).


viernes, 11 de junio de 2021

Sociedad de pánfilos.

    Desde el primer día, ya sabía que las niñas estaban muertas, hay que ser muy mojigato y haber visto demasiadas pelis de Disney, para creer que aparecerían con vida.

Fuera de nuestra falsa burbuja de seguridad, hay una selva llena de hijos de puta, igual viven en la puerta de al lado, o trabajan junto a ti, miedo me da cuando veo a críos pequeños, jugando solos en mi barriada, con lo que hay suelto.

Luego están las leyes, que hacen que ser un asesino sea mas fácil, ya sabéis, a este u otro cabrón, le caerían como mucho 20 años, o la perpetúa revisable, que menuda mierda de condena, todo por culpa de los maricones e hijos de perra políticos, esos que dicen que no hay que legislar en caliente, los mismos que llevan escolta para que estén protegidos.

En fin, descansen en paz las dos crías, y si existe un infierno, espero que el bastardo se pudra en él.

Pero me temo que no será la última vez que pase algo parecido, Marta del Castillo y Mari Luz, aún siguen clamando justicia.