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miércoles, 22 de mayo de 2019

Niñatos.

Para colmo de males, hoy tocaba dentista, hace un par de semanas con dolor en un par de muelas y eso, que me presento en la dentista, tenía cita a la una y media.

Total, llego, le doy el toque a la secretaria de que tenía cita y me voy a la sala de espera, entro y doy las buenas tardes, aquello estaba lleno pero había un par de sitios libres.

 Por lo demás, cada cual a su royo, unos con la cara pegada a la pantalla del teléfono, otros leyendo las revistas mil veces sobadas y releídas y otros viendo la tele-mierda con el Arguiñano contando chistes malos.

A eso que entra una señorita, saluda y se sienta en el otro asiento que quedaba libre , al lado mío, allí había una variopinta mezcolanza de personas, un par de críos con unos diecisiete años, nena y nene, o vete tu a saber con el royo de los LGTB, una señora con su retoño, dos hombres mayores, etc... lo normal en la sala de espera de una consulta.

A esto que se abre la puerta y entra un matrimonio mayor, ella con muletas y claros signos de tener las piernas fatal. La señorita de al lado mío y yo, saltamos como un resorte para dejarles nuestros asientos, como debe ser, el hombre dice que no, yo insisto y añado: "No se preocupe usted, yo soy joven y aguanto bien de pié". Se sientan y el hombre comenta que antes ellos cedían el sitio y que mira ahora, se lo ceden a ellos, yo le contesté: "Hombre, es natural, a nosotros también nos tocará, pero viendo a las nuevas generaciones, (Esto último mirando a la cara de los dos cagones juveniles), tengo mis dudas, por que de educación, mas bien poco", estos últimos me miraron con cara de morsa y siguieron a lo suyo.

No mas de diez minutos y les tocó el turno a ellos y quedaron los dos asientos libres. luego pensé que habría pasado si hubiera entrado otra persona mayor, ¿Se levantaría alguno de los dos o tendría que haberlos invitado a levantarse?, me quedé con la incógnita. Los demás asentían a mis palabras, pero no se les veía que fueran a decirles nada, pues como dice el refrán: "Para que triunfe el mal, basta con que los hombres buenos no hagan nada".

Como una hora después, me tocó a mí, bendita puntualidad española y al final me tienen que operar de la muela del juicio, pero eso amigos, eso es otra historia.

2 comentarios:

  1. Me alegra mucho saber que todavía existen personas que gustan de escribir en un blog, nosotros los blogueros... Casi pero no del todo extintos. Muchos jóvenes de hoy carecen de civismo y respeto alguno, ojo no todos, da gusto ver cuando alguno/a todavía con valores destaca entre ese montón. Y tú eres uno Pepe!! No serás tan joven como esos dos de los que hablas, pero sí(como bien dices) para cederle el asiento a los de la tercera edad. Y fíjate, un grandullón de aspecto rudo como tú que les da a todos semejante lección de cordialidad en esta sociedad de gente superficial que se limitan a juzgar de lejos sin conocer de cerca. Amigo, tú eres un peso en oro y me quedo corto...

    Por cierto, yo conservo las cuatro "malas"(las del juicio)que me fueron saliendo progresivamente a los 20 años de edad, me causaron molestias en su día pero cuando terminaron de erupcionar supieron encontrar su lugar en esa fila dental. Al menos en mi caso la presencia de estas me ayudaron mucho a juntar los incisivos centrales(paletos) que llegué a tener hasta 3mm separados, vamos casi el mismo espacio de una tragaperras por donde me cabía una moneda de euro!! Yo llevé aparato durante dos años, arriba para cerrar espacios pero eso no era todo, es que además yo padecía agenesia de laterales que es cuando de pequeño se te caen los de leche y en el lugar donde tenían que salir los incisivos laterales junto a los paletos, lo hacen los caninos. Y la cosa no acaba ahí Pepe, yo en el lado izquierdo tenía un espacio muy grande de un diente que nunca me salió y al hacerme radiografía vieron que efectivamente no había ninguno por entre la encía y como el espacio era de más de 1 cm me pusieron a elegir entre un implante o un puente. Me quedé con la segunda opción, más económico y también duradero y reconozco que desde entonces me ha ido muy bien que es como si nunca me hubiese faltado ese diente. Me pusieron a elegir entre material de porcelana o zirconio(un mineral casi tan duro como el diamante) y aunque no se viera tan estético(por como se distinguiría la pigmentación del puente con respecto a los de verdad expuestos a ciertas luces) yo me quedé con el de zirconio por su resistencia ya que para ponérmelo me tuvieron que limar un canino y un premolar. No me quise arriesgar a que se quebrara el de porcelana por morder pan de pueblo o algún otro alimento crujiente, que yo no me los arreglé para luego comer papilla. También me tuvieron que limar ligeramente los paletos para hacerlos más estéticos y ponerles resina, el dentista me hizo un gran trabajo que hasta le sudó la frente. Anda que si no hubiese sido por cierta persona que no se cansó de hostigarme con mis entonces dientes de serrucho, a día de hoy no luciría la bonita sonrisa que tengo. Ahora toca cuidarla con higiene y cero peleas, más que todo para no exponerme a que se echen a perder dos años de incómoda ortodoncia y cirujías sí, también me tuvieron que extirpar el frenillo que se interponía entre los paletos ¡Y menudo frenillo!

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  2. Que eso, gracias por molestarte en leerme, siempre me alegra saber que hay alguien ahí, al otro lado. En esto de los dientes no he tenido nunca grandes problemas, pero claro, de vez en cuando toca ir a que te revisen, no queda otra. Un fuerte abrazo.

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