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miércoles, 18 de noviembre de 2020

Hace mucho tiempo.

    Como diría la canción, ¡Como hemos cambiado!. Cuando empecé en esto de las motos, no hace mucho, nos juntábamos un grupo de amiguetes, con motos de 125 la mayoría, unos buenos ratos, salidas, fiestas, concentras, amistad de la buena, peeeero, empezaron las comeduras de coco, el afán de aparentar lo que no se es, las extrañas amistades, los pactos secretos, las servidumbres y los derroteros torcidos.

   Cuando se disiente de algunas actitudes, vienen los reproches, ya no eres un hermano, solo un conocido, vienen los abrazos de hielo y los saludos de medio lado, las muecas en vez de sonrisas y los comentarios a media voz.

   De todo se aprende en la vida, las amistades vienen y van, los conocidos son cientos, pero los hermanos son los que se pueden contar con la mano de un manco, algunos buscan en ti algo que igual no puedes dar, o tienen unas expectativas que igual no son lo que se pensaban, aunque te hayas jugado tu palabra o tu pellejo por ellos, al final lo que obtienes es un pequeño grupo de resentidos, que han salido por la puerta del callejón, a oscuras y buscando un tipo de luz que yo no he podido o querido encender. Soy como soy, hijo de perra para algunos o buen tipo para otros, la verdad sea dicha siempre me la ha pelado, he intentado ser yo mismo, igual tosco y borde, pero sincero y leal.

   Hace ya unos cuantos años creamos un lugar donde juntarnos, al principio con algunas normas, que la experiencia y el tiempo nos ha hecho cambiar e incluso hacerlas desaparecer, pues no hay nada como la libertad para pasarlo bien y ser íntegros, sin deberle nada a nadie, sin pasar por arcos del triunfo ni ser lacayos de nadie, y eso amigos, eso no tiene precio. El tiempo pone a cada uno en su sitio y los aires de grandeza, el ir de lo que no se es y el estar bajo el ala de los malos han dejado sus huellas y cicatrices.

   Este año que entra yo y los míos, cumpliremos diez años de andadura, no ha sido fácil, muchos han pasado, algunos han salido con honores y otros de estampida, echando mierda, pero al fin y al cabo seguimos en la brecha, ni mejores, ni peores, diferentes y con las cosas claras, por que:

                              ¡¡¡LOS HAY MEJORES, PERO NO COMO NOSOTROS!!!

Si el 2021 nos  deja, lo celebraremos como es debido , si no, otra vez será, ¡Larga vida al Faro!.


Primer escudo original del Faro


jueves, 12 de noviembre de 2020

Malos tiempos

    No sé, no sé , hablan por ahí de una vacuna que empezará a rular en enero, el problema que yo veo no es la vacuna, si no el nivel de aborregamiento al que hemos llegado, creo no equivocarme si digo que muchas de las restricciones que nos imponen han llegado para quedarse, la censura en las redes sociales es una muestra, palabras como maricón, mongolo o moro son tabú y motivo de sanción, aunque las uses de un modo coloquial y no en un sentido racista u ofensivo. 

    El miedo ya no los han metido en el cuerpo, bueno a mí no tanto, pero el personal está ya programado para obedecer órdenes absurdas sin ni siquiera rebatirlas, como experimento social a la oligarquía política le está viniendo de perilla, jamás habrían pensado que toda una población se ofrecería voluntaria a tal clase de experimento, es aquello de apretar la tuerca hasta ver si aguanta la presión y cada semana un poco mas de par de apriete, mientras las masas aborregadas no solo se dejan manipular, si no que además se ponen del lado del estado que los reprime y les da argumentos, defendiéndolos mas allá de ideologías o siglas, como si estuvieran inmersos en una secta destructiva y el líder fuera un ser omnipotente y en posesión de la verdad absoluta.

   Creo que nos faltan al menos un par de décadas para que el pueblo se quite esta telaraña de miedo e incertidumbre, o al menos ponga los pies en el suelo y vea con otro prisma la realidad que nos rodea, pues nuestro modo de vida occidental de libertades y derechos está en grave peligro y la gente corre con los ojos vendados hacia el abismo, mientras canta el himno de su partido político.

   Le vamos a dejar a las futuras generaciones un panorama desolador o quizás soy yo un viejo carcamal y un cenizo, ¡Ojalá me equivoque!.