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martes, 23 de enero de 2018

Reflexión del día. Nuestras raices.

  Hace poco me cayeron cincuenta y dos tacos, de esos del calendario Gregoriano, y claro, te da por pensar, miras atrás y te pones algo melancólico, repasas de forma somera lo que ha sido tu vida, de donde vienes y hacia donde te diriges y te acuerdas de momentos vividos, de tiempos que no volverán.

Como sabéis, soy de Ceuta y aunque nacido en Sevilla, mis primeros pasos y recuerdos son de tierras africanas y además, por que me sale de los huevos, me siento mas "Caballa" que Hispalense.

Mi familia, mis amigos, mis colegios, mis primeros trabajos, mis primeros besos y canciones, son de allí, mis primeros veranos en la playa, mis primeras salidas los fines de semana, mis primeras ilusiones y mis primeros fracasos, en definitiva, soy lo que soy, por que lo he vivido en Ceuta, mi amor por el mar y el olor salitre, el agua salada que corre por mis venas y el viento de levante en mi cara, son los que han forjado mi carácter.

Cuando por cualquier circunstancia tienes que emigrar, por trabajo como fue en mi caso, es muy duro desligarte de todo eso, romper con todo y empezar desde cero en un lugar muy diferente, con gente a la que no conoces, no con otra cultura, pero si con otras costumbres, es una putada muy grande, no me quiero imaginar tener que irte al extranjero, pero son sacrificios que haces por los tuyos, no queda otra, hay que ponerse los arreos y tirar siempre para adelante, por poco que te guste y malas las condiciones de tu trabajo, pero es la única solución que conozco para prosperar.

La cuestión es que cuando bajo a mi tierra, lo que tengo en la memoria ya no existe, no reconoces a casi nadie, las nuevas generaciones llenan las calles y te sientes como un extraño en tu propia casa, personas, edificios, calles e incluso monumentos, pasaron a la historia. De los viejos amigos o familiares, pues, cada cual hace su vida, su rutina y tú eres digamos una anécdota, esa vieja amistad, esa camaradería, hace decenas de años que se esfumó. Eres un completo forastero en la tierra que te vio crecer. Tan solo perduran eso, los olores, los paisajes, que de pronto como un "Deja vu", te traen a la memoria momentos concretos y los fantasmas de tu juventud, que se esconden furtivos en cada esquina reconocida.

La vida sigue, claro está, y por suerte ahora gozo de estabilidad, económica y geográfica, que no es poco, como está la situación hoy en día. Tengo cientos de conocidos, muy buenos vecinos y amigos y sobre todo hermanos, que aunque no de sangre, comparten alegrías y penas con este que suscribe, algo muy raro en estos días que corren, donde cada cual va a lo suyo.

¿Hecho de menos mi tierra?, si por supuesto, pero es un espejismo, por que como comenté antes, mis recuerdos de Ceuta, son meras efemérides en mi calendario personal, de un tiempo ya caduco que no volverá, de otra forma de vivir, cuando disponía de muchos años e ilusiones por delante. Pero eso si, amigos míos, "Que nos quiten lo vailao".

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