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lunes, 6 de enero de 2020

Queridos Reyes Magos.

Sería sobre el año 73 ó 74, el día cinco de enero, sobre las once de la noche, ya metido en la cama, yo tendría unos ocho años y mi hermana tres, dormíamos, pues si no lo hacíamos, los Reyes no nos iban a traer nada. De repente se encienden las luces de la habitación y medio adormilados, vemos con sorpresa y perplejidad como el Rey Baltasar y su paje real entran en nuestra habitación y nos arrojan caramelos en la cama. Luego en pijama nos levantamos y vamos al comedor, donde nos esperan sentados junto a nuestros padres y nos preguntan si hemos sido buenos sentados en sus rodillas, en nuestra inocencia y con los ojos como platos, les medio mentimos y decimos que si, que hemos sido no buenos, si no estupendos, así que nos dan los regalos y se marchan al rato, después de tomar un copazo, que la noche está fría. Y allí quedamos maravillados , por que si, los Reyes Magos han estado en casa.

Os preguntaréis a que viene esto, pues son los recuerdos que tengo de pequeño de la noche de Reyes, mi tío Pepe y mas tarde mi tía Paqui, se vestían esa noche de Rey Baltasar, junto con algún vecino o primo mas mayor que hacían las veces de paje real, con la cara tiznada de negro, turbante y los ropajes típicos, de esa guisa iban visitando a todos los pequeños de la familia y de amigos, así que os podéis imaginar los recuerdos que tenemos todos de esas vivencias y emociones .

El tiempo pasa y claro, crecimos, nos hicimos adultos y algunos tuvimos hijos, pues bien, mi hija de pequeña también disfrutó de la emoción de ver al rey Baltasar la noche de reyes, de hablar con él en vivo y en directo y ver como le daba sus juguetes en mano, una experiencia única y mágica para la mente de un crío pequeño.

Ya incluso mi hija es una persona adulta y tiene hijos, seguro que llegado este día también se acuerda de cuando el Rey Mago la visitaba en casa, pues es algo que jamás se puede olvidar.

Desde aquí quiero rendir mi pequeño homenaje a mi tito Pepe y su mujer Paqui, que tanto hicieron por que esa noche fuera mágica e inolvidable y por supuesto a mis padres, pues todos sabemos cuando nos hacemos mayores que los verdaderos Reyes, son los padres.

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