Imaginad que una escuela de tenis se apunta alguien para jugar, pero aparece con una pelota de rugby, por supuesto le indican que hay unas reglas, un tamaño de cancha, un tipo de raqueta y de pelota, tamaño de la red, etc... , pero te dice que no, que tienes que aceptar que juegue con la de rugby, por que es lo que a el le viene bien, le gusta o se siente realizado al jugar con el balón. Por mucho que le insistas que hay unas reglas para jugar al tenis, te tachará de racista, homófobo, fascista, franquista e hijo de Putin.
¿Os parece ridículo?, pues la vida real es peor, minorías intentan manipular las reglas de la vida cotidiana, quieren cambiar las instituciones, las tradiciones e incluso que tú cambies de forma de pensar, para que su pieza del puzle, que no encaja, entre en el hueco aunque sea a base de martillazos.
Si no comulgas con sus doctrinas, ya sabes, serás otro Ché Guevara de saldo, odiador de homosexuales o un Stalin de pacotilla, mandando a progres al Gulag.
No, no me doblegaréis, no caeré en la patraña del lenguaje inclusivo, de falso progre iletrado, ni permitiré la integración de ningún colectivo, ya sea extranjero o patrio sin ningún tipo de control.
No amigo, no todo vale, no seas un borrego que se deja llevar por la corriente bien pensante, igual luego es demasiado tarde, no se puede agradar a todo el mundo, pues perderás tu personalidad, serás otro títere.
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