Vistas de página en total

sábado, 9 de septiembre de 2023

Tarde de pesca

 Sería a mediados de los 70,s, una tarde de Sábado en otoño, en esos días que aún no hace frío, pero el Sol no calienta apenas. Después de comer, mi padre coge la mochila con las cosas de pescar y nos dirigimos a las escaleras de la playa del Recinto.

Bajamos tranquilamente, yo me paro en alguno de los descansillos para contemplar el hermoso paisaje que se muestra a mis pies, toda una bahía de roquedales, pequeñas calas de guijarros y agua cristalina. Al final de la escalera está el Bar "KK", que regenta el primo de mi padre, Braulio, al que todos conocen como "Chamaco". Es una especie de anacoreta, que tiene montado un pequeño negocio, en un viejo nido de ametralladoras, construido con rocas del lugar y hormigón, plenamente camuflado y al resguardo de una gran farallón de piedra que se eleva unos cuantos metros sobre el mar.

Mi padre lo saluda y conversan un rato, luego nos dirigimos detrás de la gran roca, bajando por la llamada piscina del bar "KK", y justo por debajo del espolón de piedra nos instalamos.

El agua aquí tiene una profundidad de varios metros, por lo que mi padre tan sólo tiene que echar el hilo de un chambel, que tiene enrollado en un trozo de corcho, de carnada usa muñecón, que saca de las rocas con piedra lipe, una especie de piedrecillas azules, que al restregarlas en las rocas con la marea baja, hace que los gusanos salgan de sus escondrijos, otras veces usa gambas o trozos de choco.

A veces hace girar la tanza con la plomada por encima de su cabeza y con destreza, envía el anzuelo a mas distancia, esperando con paciencia a que piquen, sargos, rascacios y otras especies de roca. Yo, como me aburro, me pongo a investigar por la playa, mirando en las pozas, por las cuevas, arroyos y rincones, viendo lo que trajo la marea o fabricándome con un trozo de corcho un barquito y jugando en una charca.

Otras tardes íbamos por las piedras a mariscar, cogíamos burgaillos, caracolas, lapas e incluso algún cangrejo, que luego mi madre cocía y hacía con picadillo, jamás he vuelto a probar un sabor como el que tenía ese marisco recién cogido. 

Después de pescar, con alguna que otra pieza en el cubo, parábamos en el bar de Braulio, tenía dos perras, a las que llamaba "Las Grecas", por el dúo de flamenco-pop que estaba de moda entonces, se acercaban moviendo la cola para que les rascara la cabeza. 

Ya habían unos cuantos parroquianos, unos bebiendo botellines de Africa Star y otros un chato de vino, mi padre pedía también un par de "Perritos" de pan, con una lata de sardinas, atún o lo que hubiera y preparaba dos bocadillos con su navaja. Entre bromas, comentarios y anécdotas, terminaba la tarde, yo observaba en silencio a aquellos adultos, contando sus historias, en el silencio de la tarde de otoño, con el rumor de las olas de fondo, arrastrando los guijarros de la playa o salpicando contra las rocas.

Antes de que empezara a oscurecer, comenzábamos a subir los cinto cincuenta y tantos escalones hasta el Recinto, ahora si que parábamos en los descansillos, mas por obligación que por ver el paisaje, de todas formas echábamos un vistazo a las sombras que se alargaban en la bahía, en un rato estaríamos en casa, mi padre con su vino tinto, Casera y algo para picar, mientras veía el partido en la tele y los dos hermanos, estaríamos ya bañados y esperando para cenar mientras jugábamos.

Luego caía uno rendido al sueño, tras la tarde de caminata, las aventuras de niño y el aire vigorizante de nuestro mar.

De la playa del Recinto, he de decir que la conozco de punta a cabo, cada rincón, cada cueva o acantilado, lo he recorrido de niño y después de adolescente mil veces, pero lo que siempre echaré de menos, son esos momentos con mi padre, aquellos silencios, aquellas aguas cristalinas y todas aquellas rocas, todas con sus nombres y sus misterios e historias que contar.


En la foto, Braulio (Chamaco) en el centro y las rocas donde nos poníamos a pescar. Abajo, la famosa escalera del Recinto y el gran roquedal.





No hay comentarios:

Publicar un comentario