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jueves, 9 de abril de 2020

Edición limitada

   Ahora con esto de la gripe china nos damos cuenta de que estamos de paso y cuando te toca, pues adiós y la vida sigue, no queda otra. No haré aquí referencia a lo que me corroe las entrañas con nuestros políticos.

   Los de nuestra generación, somos una generación única, ni mejor ni peor, pero con unas características que nos hacen especiales, nos criamos con la tele en blanco y negro, La casa del reloj, los Payasos de la Tele, Un globo, dos globos, tres globos, El hombre y la tierra, Jacques Cousteau y el Un, dos, tres. Mas tarde, mucho mas tarde llegaría el color, Mazinguer Z, Marco, Heidi, La casa de la pradera y solo había dos canales.

Pasamos del teléfono de ruleta y la calculadora de bolsillo, al teléfono móvil y el ordenador personal, del frío en invierno y el calor estival, a la calefacción y el aire acondicionado. Cagábamos en un cubo y no disponíamos de agua corriente, mucho menos caliente, si no era en una olla, del baño en el barreño de cinc los sábados y dormir cuatro en la misma habitación.

Hacer la comunión con un traje prestado y vestir ropa de segunda o tercera mano, sandalias de goma en verano y zapatos Gorila en invierno o las botas de agua, andar mas de un kilómetro a diario para ir al cole, lloviera o hiciera calor. Estudiar con libros usados y respetar a los profesores como si fueran nuestros padres. El trozo de pan con dos porciones de chocolate para merendar y aquello de las lentejas, si quieres las comes y si no también. Escuchábamos a nuestros padres y abuelos y respetábamos a toda persona adulta, nos enseñaron a ceder el paso, el asiento y decir por favor o gracias.

Fuimos contemporáneos de Jimmy Hendrix, Janis Joplin, Elvis, los cuatro Beatles, Jim Morrison, Bob Marley, Nino Bravo, Tino Casal, Cecilia, Camilo Sexto y otras muchas leyendas de la música, tanto foráneas como españolas, vimos nacer géneros musicales, como el Heavy Metal o el Tecno y morir otros, como la música Disco. Ibamos al cine donde comenzaban sagas como La guerra de las galaxias o Indiana Jons, vimos a un extraterrestre decir "Mi casa" y otro abrir boquetes en el pecho, un gran tiburón blanco y una poseída, a la que la cabeza le daba vueltas.

Tuvimos, el que podía, bicicleta, mas tarde un Vespino, luego el carnet y el primer coche, un Dyane o un 127 usados, por descontado que tardábamos mas de un año en pagar. El primer trabajo, a veces agotador para un chaval de 16 años, los primeros sueldos, el servicio militar obligatorio, el primer amor, los primeros besos. Los amigos, esos que luego son para toda la vida.

Vivimos guerras ajenas, desastres naturales y varias crisis, pero de una u otra manera tiramos del carro, si, estamos hechos de otra pasta, quedamos pocos, nuestra antorcha se va apagando. Miramos atrás y da vértigo como ha cambiado todo, pero a pesar de todas las comodidades y avances, tenemos los pies en el suelo, nos conformamos con poco y valoramos lo que tenemos.

Si amigos, somos una especie en extinción, una edición limitada, muchos amigos van quedando en el recuerdo, eran otros tiempos, no mejores quizás, pero mas plenos o quizás la nostalgia me hace escribir tonterías, pero si has nacido en los sesenta o setenta, seguro que entiendes lo que digo.

Cuidaos, pues somos los últimos de nuestra especie.




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