Pues si, entre una foto y otra, hay mas de 28 años, y no, no ha sido fácil, todo lo contrario. No voy a contar penas ni batallitas, pero si la vida de perros que en muchos casos se pasa en el benemérito instituto, tan bonito por fuera y tan podrido por dentro.
En definitiva, años de frio, calor, horas de pie, madrugones y vigilias, peligros, robos, muertes, accidentes y muchas penurias a cambio de un sueldo mas bajo que el de un barrendero.
Si me quedo con algo, es el agradecimiento de la gente a la que de un modo u otro he podido ayudar, nunca he sido un recaudador de impuestos, a salto de mata para putear al ciudadano, pero al hijo de puta si le he dado lo mas fuerte que las leyes me han permitido.
En definitiva, han sido años de desarraigo, con la familia, amigos y el lugar de mi infancia, yo y los míos, por supuesto, mi mujer siempre a mi lado, cuando las de otros se iban a su pueblo por que no soportaban eso de vivir en la España profunda.
Ahora miro atrás y sólo me acuerdo de los buenos momentos, algunos compañeros con los que compartí penurias y luego los otros, los coincidentes laborales, hijos de perra que intentaban pisarte para medrar con los jefes, ahí os quedáis, perros y amos.
Que eso, ya vuelvo a ser una persona humana, otro civil mas y si algo queda, es un expediente limpio como la patena y el orgullo de haber llevado la cabeza bien alta, sin que consiguieran doblegarme jamás.
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