Tristeza.

Desde que tengo uso de razón, he tenido perro. Hoy en un accidente se ha muerto el último que hemos tenido en la familia, éste mes hacía diez años, aunque me dijeron que con la alergia que tenía y la medicación de por vida, no pasaría de siete. Ya veis, la veterinaria se equivocó. 

Al menos ha muerto de forma rápida y en mis brazos, ¡Que impotencia!, en casa estamos hechos polvo, os podéis imaginar, o no, solo los que tienen perro lo comprenden. Cuando murió de vejez y enfermedad Toby, el anterior, me prometí que nunca mas, pero un día apareció mi hija con un bicho del tamaño de un gazapo, casi cabía en mi mano, le pusimos Crow, por su color negro y nos ha acompañado esta década, soportando a los nietos y a pesar de su cabezonería, ha sido otro mas en casa, ya ves, pensábamos que iba a morir de viejo y no ha podido ser.

Lo siento en el alma, pero se acabaron los perros para mí, estará siempre en nuestros recuerdos y anécdotas, ahora cuando escribo esto, estaría sacándolo a los pinos a mear, silbándole por que en la oscuridad no se le veía y luego verlo aparecer con esas orejotas tiesas, mas tarde estaría un rato mientras veo la tele, bajo la chimenea.

En fin, esto es la vida, no siempre pasan las cosas como a uno le gustaría. Le vamos a echar mucho de menos.