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sábado, 23 de septiembre de 2017

Reflexión del día. Cuando valoran tu trabajo.

Estaba el que suscribe, esta mañana en la entrada de vehículos para el barco, que va a las Canarias todos los sábados desde Huelva, haciendo lo que tenía encomendado, vamos, dirigir el tráfico e indicar a los viajeros por donde tenían que circular para embarcar. A la hora del embarque ves de todo, desde familias en monovolúmenes con los críos señalando y preguntando por todo, parejas jóvenes, y no tanto, caravanas, motos, tipos de alto nivel adquisitivo y deportivos deslumbrantes hasta incluso alguno que durmió la noche antes en cartones pillados en el contenedor de basura, los viajeros son de lo mas variado y variopinto.

En estas que para un tipo de mediana edad, igual de la misma que yo o algún año mas, con un despampanante Mercedes, iba solo y me reclama hacia la ventanilla del coche, me acerco, le doy los buenos días y me espeta a bocajarro: "Oiga, solo quería darle las gracias por estar ahí y por la labor que realizan, se que no todo el mundo lo dice, pero yo si, pues estoy muy agradecido con vuestro trabajo".

Claro, yo me quedé como parado, es verdad, pocos te dicen que aprecian lo que haces, cansado de oír o leer insultos hacia las fuerzas de seguridad o en otros casos servir solo de chanza y cachondeo, con escenas de lo mas rancio del "Típical Spanish".
Este hombre me contó que hace unos años, cuando circulaba por una zona nevada, un Guardia lo paró por que iba con una rueda pinchada y no se había dado cuenta, a pesar de la nieve y el frío, el compañero le ayudó a cambiar la rueda, o como me dijo este señor, mas bien la cambió el solo y solo tuvo que continuar su camino. Algo, según me dijo, no se le olvidará nunca.

Siempre lo he dicho, y si me conoces lo habrás oído salir de mi boca, nunca he sido un recaudador de impuestos, ni un bandolero a sueldo del estado, siempre he tratado de ser justo y tener aquello que se llama mano izquierda, mas partidario de llamar la atención, que de denunciar a un trabajador y dejarlo monetariamente hablando, doblado ese mes, (O quizás varios) y sobre todo al hijo de puta que pone en riesgo el pellejo de los demás, aplicarle la denuncia mas dura que esté en mi mano poner.

Pero si algo me gusta de este ingrato trabajo, es ayudar a los demás, he vivido en todos estos años de verde, muchas peripecias, desde como digo mas arriba, cambiar una rueda, mas bien muchas ruedas, hasta rescatar a una mujer de un precipicio, pasando por niños y abuelos perdidos, enfermos, cadáveres, e incluso algunos casos delirantes y surrealistas, nunca he pedido nada a cambio, ni me creo merecedor de medallas, ni las quiero, lo que siempre me ha llenado, ha sido como el hombre de esta mañana, que alguien simplemente me diga "Gracias", eso para mi es la mejor consideración que puedo colgar de la pechera de mi uniforme.


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