Anoche nos visitaron unos viejos amigos, estuvimos varios dándole a las rubias y luego cayeron un par de escoceses con hielo mientras fumaba en pipa. Total, sobre la una nos retiramos, yo me quedé el último a recoger.
Después de meter sillas, mesa, tirar la basura y darle un fregado a los vasos, me preparo una ginebra con tónica y me quedo un rato sentado fuera, una temperatura de unos veinticinco grados, ni una pizca de aire y silencio de misa, tan solo roto por los Judas Priest, a bajo volumen en el equipo.
Me tomo tranquilamente mi bebida, mientras me relajo, sin prisas, con la moto a un par de metros de mí. Es uno de esos momentos, cuando todos duermen, donde te encuentras contigo mismo y tus pensamientos.
La noche está serena, la luna completamente llena resplandece en el cielo y la sensación de tranquilidad lo inunda todo. Tras un largo rato, me termino la ginebra, guardo todo, apago luces y echo la llave. Me coloco el casco y arranco la moto, el silencio queda roto por el motor de la Honda, me monto y tiro tranquilamente para casa, al menos el aire que te da en la cara, es algo mas fresco , alivia el calor.
En casa todos duermen, me tumbo en el sofá a ver la tele y mañana Dios dirá....
Un lugar para mis reflexiones.
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