A quien madruga, Dios le ayuda (Y un nabo)...
4:45
de la mañana, el salón se ilumina con la pantalla del teléfono y
en el despertador suena la "Marcha imperial" de Stars Wars
pero en versión suave con violines, etc..., soy un friki de la saga
y es lo que tengo para despertarme. Como el madrugón es grande,
cuando toca, duermo en el sofá así no jodo el sueño a mi mujer, el
sofá por supuesto lo hice yo y es en forma de "L" y
enorme, no tiene nada que envidiar a una buena cama y en invierno con
la chimenea enfrente es uno de los mejores lugares para dormir de la
casa. El sonido del despertador me hace dar un bote, a veces no se ni
donde estoy, si es por la tarde, mañana o noche, son horarios muy
cabrones, alargo el brazo y apago el despertador, miro el Wassap y
veo donde me toca currar, hoy me toca a tomar por culo, mas
kilómetros para llegar. Lo primero, echar una meada, me hace gracia
en las películas que todo el que se levanta se pone a darle besitos
a la novia o ha hacer el chorra, yo siempre salgo disparado al cuarto
de baño, la mesa la tengo preparada de la noche anterior, la
tostadora , el azúcar, aceite, cucharilla, cuchillo, etc... corto
pan y lo pongo a tostar, mientras echo café en una taza, (Solo y
fuerte como a mi me gusta) y al micro a calentarse, le abro la
puerta al perro, que duerme en el patio en su caseta y pasa a
saludarme, pongo 24 horas noticias en la tele a ver si el mundo se ha
hundido de una puta vez, pero seguimos con lo mismo, el paro, la
corrupción y los hijoputas de siempre riéndose desde sus limusinas
desde toda España, el pan está listo y calentito, un buen chorretón
de aceite de oliva y tomate especiado que me prepara la parienta y
está de muerte.
Una
vez desayunado recojo lo ensuciado y dejo lo demás puesto para el
resto de la familia para cuando se levanten, pillo las llaves y salgo
al pinar de al lado de casa para que crow eche una meada y corra un
poco, ya son las cinco y hace un frio que te riza las pestañas, el
perro se viene hacia mí como diciendo: "Venga tío, que me va a
dar algo aquí fuera", entramos en casa, me cepillo los piños,
me pongo la ropa de faena , unos pantalones de camuflaje encima para
la rasca, la cazadora de aviador forrada de borrego, meto los trastos
en las alforjas, casco guantes y una buena braga en el cuello. Saco
la moto del patio a la calle, ni un alma, un silencio sepulcral, y la
rutina de siempre, tiro del aire, dos giros al puño del gas, giro
llave de contacto y botón de encendido, "Broooooommmm",
los escapes de la Sportster atronan en toda la calle, meto primera y
salgo de la barriada, la visera del casco abierta, pues se forma
bastante bao, me incorporo a la carretera y ya son la cinco y cuarto,
segunda , tercera, cuarta y quinta, voy metiendo el mando del aire,
el frío se cuela por las rendijas del casco, y empieza ha hacer de
las suyas, al cabo de unos kilómetros estacas heladas se empiezan a
clavar en las manos, los guantes de invierno tienen su límite y las
manos se empiezan a quedar ateridas, la carretera negra, solitaria y
muda, el frío apaga todo, salvo el ronroneo de los dos cilindros de
la moto, voy tranquilo a no mas de cien, voy tomando curvas, los
árboles me rodean haciendo un efecto túnel, la luz larga penetra en
la noche y el frío cada vez hace mas mella en mi recién despierta
conciencia.
Los
kilómetros van pasando y voy llegando al curro, paso por la zona de
factorías, refinerías, etc... y voy viendo algunos madrugadores,
que como yo tienen la fortuna de currar y se incorporan a sus turnos.
Estoy llegando a mi lugar de trabajo, aún hay compañeros que no
entienden que teniendo coche vaya en moto con la rasca que hace, pero
solo llevo ocho años en moto, tengo que recuperar el tiempo perdido.
No se si Dios ayuda al que madruga o no, pero os juro que levantarse
antes de las cinco es una putada, pero que muy grande, si no me
creéis hacedlo un día y luego me contáis.
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