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lunes, 28 de agosto de 2017

Reflexión del día. Historias de la carretera.

Hacía lo menos un año que no me metía entre pecho y espalda unos cientos de kilómetros en moto y aprovechando el aniversario de Bandoleros Jaén, le dí placer al puño y disfruté de la carretera.

Aunque el viernes cuando subimos, pasamos por un infierno, atravesando Sevilla, Córdoba y Jaén en lo mas granao del calor, con puntas de cuarentaitantos grados. A la entrada de Bailén, la primera rotonda que pillo, la moto empezó ha hacerme extraños en el tren trasero, lo primero que pensé fue : "¡Cagonlaputa, ya he pinchado!", de hecho paré en el arcén para revisar la moto, y nada, era el asfalto de tan caliente, parecía gelatina y la moto se iba de vareta. Total, llegamos a Villacarrillo sin novedad y secos como la mojama, aunque antes de poner el patacabra, ya tenía una cerveza bien fría en la mano, y es que estos Bandoleros saben lo que un amigo necesita nada mas verlo.

El domingo para la vuelta, no es que nos diéramos un madrugón, pero a las diez estábamos desayunando y hablando cosas de motos con un vecino de mesa, que venía de Ciudad Real, ya sabéis, rutas, motos y el tipo de cosas de las que se hablan cuando nos juntamos cuatro locos con motos.

La noche anterior había llovido y el cielo estaba algo encapotado, pero la temperatura era de lo mejor para la moto, total, nos preparamos, paramos en la gasolinera de la salida a repostar y a darle a los kilómetros, cerca de cuatrocientos cincuenta nos quedaban por delante, sin prisas pero sin pausas. Me puse yo en cabeza y me seguían Carmen y Sergio. En carreteras comarcales es raro que pase de cien, así que con buena temperatura, cuelgamonos en ristre y apretando la oreja de la "Flaca", fuimos pasando los kilómetros. A la altura de Torreperojil y en lontanaza, el cielo ya anunciaba agua, oscuro y con cortinas de agua, dicho y hecho, a los pocos kilómetros empezaron los primeros goterones, yo con el casco abierto, los sentía de pleno en la cara y en los brazos desnudos, morenos del sol del viernes.

He rodado muchas veces en invierno con lluvia, con chubasquero y hasta los cojones, pero esto era diferente, el agua tibia se enfriaba en la piel con el aire templado, y era una bendición rular de este modo, se siente un placer y una libertad que no se puede definir con palabras. Algunos en sus coches al pasarnos nos miraban con cara de alucinados, como si tres extraterrestres hubieran decidido bajar a la Tierra. La lluvia nos acompañó de forma intermitente todo el camino, incluso en algún tramo diluvió y me tuve que tapar la cara con la mano izquierda, pues las gotas picaban de lo lindo, así todo el rato hasta la primera parada a repostar y estirar las piernas.

Para los pesados de las preguntitas del cuelga, no , no cansa, llevo varios años conduciendo con uno en tres motos distintas, para mi además es una forma de rebeldía, de romper un poco con lo establecido y además a mi siempre me han gustado las motos con uno, aunque hay que reconocer que no a todas les queda bien, te ríes por dentro cuando te adelanta un coche lleno de críos y se quedan mirando al loco ese de la moto, con los brazos en lo alto de ese artilugio y saludando y tu le devuelves el saludo.

Llevando un buen puñado de kilómetros encima, nos aproximamos a Sevilla y aquí vuelve el puñetero calor, echamos de menos la lluvia con ganas y ya solo quedaba la última parada, para echar una birra en el área de descanso de la Pausa de Chucena, aunque ya le podrían poner en vez de la Pausa, "La Pulla", joputas que clavadas de precios, total, que con el depósito lleno a terminar los últimos kilómetros hasta casa, mis amigos se despiden cuando entro en la salida de San Juan y ya se nota el frescor del Atlántico, ya estoy en casa, Moguer y Palos pasan en un santiamén y en la última recta, se adivina el Faro de Mazagón y por fin, sobre las cuatro de la tarde, apago el motor de "La Flaca", en la puerta de la cochera, estoy en el hogar y ya solo queda descargar los trastos y los buenos recuerdos de este gran fin de semana de las alforjas.

Me hacían falta estos kilómetros y me han hecho mucho bien.

2 comentarios:

  1. Un placer siempre compartir ruta contigo Pepe, y en este caso no podía ser de otra manera. Encantada de haberte acompañado a Villacarrillo, ha sido una concentra estupenda y los buenos recuerdos son ya parte de mi camino de motera para siempre. Conce.

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  2. Encantado de haber metido esos kilómetros y esos buenos recuerdos en las alforjas y en mis huesos.
    También dar las gracias a Bandoleros MC Jaén por el recibimiento y el trato.
    SHERNAN.

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