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viernes, 27 de enero de 2023

No es el frío, son los años.

 Este pasado fin de semana, como algunos sabrán, anduve por tierras portuguesas, en el aniversario del Motoclube de Portimao, tienen la sede donde el circuito de velocidad, un lugar magnífico y una gente maravillosa, siempre digo que los vecinos de al lado, nos llevan años de ventaja en cuanto a espíritu motero, eventos y hospitalidad, vamos, que nos dan mil vueltas, pero vamos a lo que vamos, que me voy por las ramas.

Estaba invitado a quedarme en su sede a dormir, yo me apaño con mi colchón hinchable, mi saco de dormir y unos buenos tapones para los oídos, si le añadimos unos litros de cerveza, duermo si o si, el tema es que un socio de mi Club, había alquilado un apartamento y tenía una habitación vacía, así que dormimos allí .

A las nueve y media de la mañana, ya teníamos las motos listas y arrancadas. Así que GPS y para España, pero Dios de mi vida, nunca he pasado tanto frío, y eso que por aquí abajo no pega tanto el cierzo. Paramos a repostar y desayunar, el viejo método de arrimar los dedos a los escapes no hacía nada, abrigado, con buenos guantes, etc..., pero que va, no había manera, si lo llego a saber me dejo el saco de dormir puesto. Rezando por que pasaran pronto los kilómetros, pero se me hizo la carretera eterna, la muy hija de puta.

Total, Antonio tira para Aljaraque y yo sigo para Mazagón, llegué echo un guiñapo, con el cuerpo aterido y el alma encogida.

Dirán lo que quieran, pero hace diez años no sentía el mismo frio, y los inviernos son mas o menos iguales, algo ha cambiado, por supuesto, esos diez años no han pasado en balde, pero que me quiten lo "Bailao".



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