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miércoles, 7 de febrero de 2018

Reflexión del día. No encoge.

El fin de semana pasado, unos amigos y el que suscribe nos acercamos a la concentra de Rota, a mi la verdad es que estas concentraciones pepineras no me van mucho, y a la hora de descansar me lo confirmaron, teniendo un pueblo entero para dar porculo, se pusieron en la zona de acampada a beber, gritar y hacer cortes de encendido con los plásticos, sin que vigilantes de la organización dijeran ni mú. Imagina el que se ha chupado unos cientos de kilómetros y después de estar todo el día de cachondeo quiere descansar... pero bueno, yo no volveré, pero a lo que iba, que es otro asunto.

Me acerqué mas por ver a mi tocayo Pepe, alias el Rutero Solitario, y tan solo por el rato de charla y un buen abrazo, ya mereció la pena. El domingo por la mañana amaneció oscuro y con ganas de diluviar, desayunamos y decidimos cargar las motos y pirarnos, una pareja que vino en coche se ofreció a llevar los bultos, a mi como no me molesta el macuto en el transportín, pues eso, lo dejé puesto. Llover, lo que se dice llover, lo hacía con ganas, todos listos para salir y de pronto alguien dice: ¿Por que no esperamos a ver si escampa?. Yo algo alucinado miré a los cuatro puntos cardinales y estaba todo negro como los cojones de Obama. 

Oye, que esto no tiene pinta de abrir, que si, que no, que esperamos, que vamos a ver, que tal y cual.... y si algo me jode en la vida es la indecisión, si estamos listos para salir pues adelante, no veas el royo ahora, que si aparcas la moto, te metes en el bar forrado de ropa, chubasquero y la biblia en verso y vuelve a quitarte todo...

¡Que no, que me piro!, so cabezón, no te vayas, me dicen y yo que no, que solo es agua y yendo mas despacio también se llega.... al final dije adiós y carretera pa´lante.

Despacito y con buena letra y con mucho ojo en las rotondas, voy saliendo de Rota, lloviendo como si no lo hubiera hecho nunca, y yo a lo mio, la visera del casco un pelín abierta por aquello del vaho, y por fin salgo del pueblo y enfilo dirección a Jerez, las carreteras de puta madre, sin mucha circulación, la gente a pesar de ser españoles a no mas de ochenta por hora, increible-ble.

Por fin pillo autovía y a no mas de cien voy a mi royo, me cruzo con muchas motos, de esas que no encogen con la lluvia y cuyos propietarios saben que con lluvia también se puede ir a todos lados, resulta que no estoy majara, ni estos años atrás tampoco, ni soy obstinado, es que no es una leyenda eso de circular con lluvia.

Tengo que confesar que no paró de caer hasta pasado Sevilla, donde paré en Bormujos a repostar, los guantes habían hecho chupón con las manos de lo empapados que estaban, y después de estar al sol un rato para calentar los huesos, retomé las de "Villadiego" y el resto del camino, salvo algún chaparrón aislado, fue fenomenal , llegué a casa, me sacudí como perro en un charco y como fue sobre las dos y media la llegada, me esperaba un tazón de sopa bien caliente, que hizo que este pobre pecador, tomara conciencia de si mismo de nuevo.

Llevo un par de días observando a la moto y después de medirla, he llegado a la conclusión que con la lluvia no encoge, es verdad, os lo juro por las escamas de la sirenita, creo que os tienen engañados.

Definitivamente se puede conducir una moto bajo la lluvia, so incrédulos.

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