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miércoles, 21 de septiembre de 2022

Capítulo 9

                                                                              9

    A las diez de la mañana la zona se había afianzado con las tropas de la alianza, tocaba la ardua tarea de limpiar y organizar, les habían dado de lo lindo a los “Fritz” esa mañana, Jhon Balance y varios de sus compañeros, en el ataque se habían topado con unos alemanes que huían a toda carrera dirección norte, escucharon en el otro sector una pisadas de botas y entonces doblaron la esquina dos sorprendidos soldados con sus Mausers, casi instintivamente, Willians un pelirrojo de Sidney había disparado al primero, que quedó muerto en el acto, el otro tenía aspecto de loco, sin posibilidades de escapar, en vez de rendirse, se había lanzado sobre ellos, John lo ensartó en el costado, Willians en el pecho y el remate se lo dio Lucas, le atravesó el cuello, saliendo la punta por la zona cervical y matando en el acto aquel alto y  medio loco alemán. Mas tarde cuando recibieron órdenes de intentar despejar la zona, Willians vio que el alemán ensartado, llevaba unas botas de buena factura, además no eran de fabricación alemana, estaban nuevas, incluso las suelas parecían casi sin desgaste, como si se hubieran estrenado hace escasos días, quedó perplejo, pero se dijo “Bah, a este salchicha de poco le van a servir”, empezó a desabrocharlas y apareció Jhon, le espetó “Ehhh, ¿Qué haces?”, “ ¿A ti que te parece?”, contestó Willians, “Pues que no veo bien que se las quites, pero si es así, entre los tres le dimos matarile, así que es de todos”, “¿Nos las jugamos a los dados?” fue la repuesta del pelirrojo, y así fue esa tarde entre bromas y cigarrillos, una partida de dados inclinó la balanza hacia Lucas, “ ¡¡Ja,ja,ja,ja que suerte tengo!! , unas botas estupendas que me he agenciado”, se quitó las suyas y para sorpresa de todos, le quedaban pequeñas, el aullido de risas de los otros dos fue apoteósico, se daban palmadas en las rodillas y casi se les saltan las lágrimas a ver la cara de beodo de Lucas, en calcetines, con rotos que le dejaban los sucios dedos al aire y mirando las relucientes botas, sabiendo que no serían suyas. “Bueno” dijo Willians, “Solo quedamos los dos, suerte compañero, pero van a ser mías, hoy la fortuna me va a sonreír”, arrojó los dados, un 3 y un 2, buff, el que se aproximara mas al 7 ganaba y el se había quedado a dos puntos, entonces John puso los dados en el huecos de sus manos, sopló dentro y dijo “Venga daditos, jugad bien para papi”, los arrojó sobre la tabla , uno se paró en el 4, el otro bailó un poco, parecía que se iba a quedar en el 1, pero en el último segundo giro y paró en el 3, Jhon dio un salto, tabla y dados salieron por los aires, y bailó burlonamente delante del estupefacto Willians, Lucas se revolcaba de la risa, Jhon se sentó de nuevo con la cara desencajada de reír y se quito sus desastrosas botas con parsimonia, para ver la cara de Willians y se calzó las nuevas, le sentaban como un guante, se las ajustó y se paseo arriba y abajo luciéndolas delante del perplejo Willians, este le dijo, “Anda siéntate y echamos otra partida, dame la revancha”, Jhon le dijo, “Lo siento pero he ganado de forma legal, nadie hablo de revanchas”, “Bueno, pero me tienes que invitar a un cigarrillo, so cabrón, que menuda suerte tienes”, dijo el pelirrojo, se sentaron a fumar y charlar, mientras en la trinchera seguían las tropas aliadas con su actividad de asentamiento. Esa noche otro soldado disfrutó del bienestar de dormir con unas botas número 42, de cuero negro bien engrasado, y lo mejor es que estaban secas y calientes, ¡¡¡Menuda suerte la suya!!!

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