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miércoles, 7 de diciembre de 2022

Bola ocho.

 Siempre se le ha considerado en el mundillo custom, como la bola mala, la que nadie quiere tocar, un símbolo digamos, de rebeldía, a quien nadie quiere, pero esto tiene dos lecturas, lo intentaré explicar.


Hay gente que es como esa bola, van de mesa en mesa, de sitio en sitio, de club en club, pero nunca encajan. Empiezan como buena gente, en quien confiar, se le abren las puertas de par en par, a veces incluso de tu casa, pero la primera impresión es falsa, con el tiempo, como un pulpo, van extendiendo sus tentáculos y se aprovechan de la situación, cuando han exprimido el limón y se sienten cazados o no hay mas que sacar, buscan otro grupo y a empezar de nuevo.


Han pasado por decenas de sitios, han fundado y hundido varios clubes, han manipulado, engañado y se han aprovechado de todos y cada uno de ellos, lo siguen haciendo y lo seguirán, pues siempre habrá algún incauto que sucumba a su falsa lealtad.


 Han cosido y descosido a su chaleco distintos parches, distintos colores y han jurado en falso defenderlos y cuando han salido escopeteados o directamente los han largado, la culpa siempre es de los demás, ellos salen inmaculados y los bobos que los admiten en su casa, se creen los cantos de sirena. Todos, todos son malos, menos ellos.


No encajan, ni encajarán, en cuanto los calan, cambia de habitat, al igual que la bola 8, al final nadie los quiere a su lado, hijos de mil chalecos, de cien parches, aprovechados, garrapatas y culos de mal asiento, mentirosos, engañabobos y mas falsos que Judas.


A veces los veo por ahí, con la misma sonrisa que me profesaban en su día, haciéndose la cama en su nuevo cubil y afilando los colmillos. 


Ahora la bola 8 está en tu mesa, a ver como lidias con ella, yo no la quiero ni en pintura.



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