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viernes, 13 de enero de 2017

Eso del acoso escolar.

Reflexión del día.

Hace unos cuantos años, cuando empecé a vivir en Mazagón, nos mudamos a un piso, en una zona de chalets, que como en casi todas las zonas de costa, en invierno estaba todo vacío, y en verano, bullía de actividad. Las casas de vacaciones, normalmente eran de "Gente bien", sobre todo de Sevilla, abogados, médicos, etc,  La cuestión es que algunos padres tenían a su prole asalvajada, por que como muchos sabemos, el dinero no da ni clase, ni educación. La cuestión es que soltaban a los tiernos infantes todo el día en la calle, y por supuesto sin vigilancia ni control ninguno, los pequeños bastardos eran una plaga de simios en libertad, todo el día dando porculo, y con menos vergüenza que una gata en una matanza. En estas que les dieron por atosigar a mis hijos, estamos hablando de hace quince años, o sea que los míos rondaban doce años una y seis el otro, ellos eran un grupito de cinco o seis, que vivían justo enfrente. La cosa iba de que nada mas verlos, se metían con ellos, les tiraban piedras, los empujaban y el colmo fue que un día les pegaron.

Mi mujer se presentó en su casa a dar las quejas, estaban ese día los padres con familiares y amigos de juerga en la terraza, con algunas copas de mas, la que bajó fue una tía de las criaturas y por supuesto, sus pequeños bastardos eran inocentes y angelicales, vamos, que aquello eran cosas de críos y sin hacer ni puto caso, dejó allí a mi mujer plantada y dando media vuelta, siguió a lo suyo, al cubata y el cachondeo. Claro, los niños al ver la escena, se envalentonaron y empezaron a reírse de la imbécil de mi mujer, que había osado ir a dar las quejas a sus papás.

Yo viendo la escena desde casa, llamé a los dos míos, busque un trozo de tubería de riego negra, de un metro y pico de largo aproximadamente y se la dí a mi hija, le dije: "Si algún bastardo de esos se vuelve a meter con vosotros, quiero que subas a casa, cojas esta manguera que te dejo detrás de la puerta, y al primero que pilles le des con todas tus ganas en el lomo". Con las mismas los dejé que bajaran a jugar. Por supuesto no tardó ni media hora en volver a subir con su hermano, pilló la manguera, bajo y salió corriendo tras los pequeños hijos de puta, por supuesto enganchó al mas torpe, y le arreó un par de vergajazos, que de seguro aún hoy en día le está picando, los otros al ver al pequeño berraco, berreando de dolor, no asomaron el hocico, por supuesto, aquello de cuando las barbas de tu vecino veas cortar...

Como podréis imaginar, la mamá de la criatura no tardo en presentarse en casa por que su retoño había sido objeto de un correctivo doloroso, en grado superlativo, la contestación de mi mujer os la podréis imaginar, "¡Son cosas de críos!" y aquí paz y después gloria.

La moraleja de la cuestión, es que los hijos de su puta madre, no volvieron a meterse con los míos.
Se que esto del acoso escolar es complicado, pero os juro por mis muertos, que a los míos no los voy a llevar a un psicólogo, ni voy a llamar a un número novecientos de ayuda, ni gilipolleces varias, a los míos los voy a enseñar a no quedarse con ostias de nadie, que sean justos y ayuden al débil, pero que sean la ira de Dios en la tierra, con los hijos de puta que traten de aprovecharse de ellos. Vamos, que el que les ponga la mano encima, se acuerde toda su puta vida.


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