El otro día me toco ir de patrulla con otros dos compañeros,
en esos casos, al ser trío, me pido detrás, y voy como un marqués, con
conductor, escolta y el que suscribe a pierna suelta. Pues como decía, íbamos
“Apatrullando” la ciudad, para luchar contra el crimen y vigilar que el
personal no se desmadre en nuestro feudo, cuando al pasar por la zona del
polígono pesquero norte, hay un indigente que vive debajo del puente, con un
chiringuito montado a base de palets y cartones, pero vamos, a “Tuti plen”, el caso
es que hace unos meses, quitaron todo aquello, pues se había convertido en un
vertedero, y había montañas de mierda y lo dejaron como los chorros del oro,
por que digo yo, que se puede ser pobre, desharrapado, pero ¡Coño!, no tires la
mierda donde vives, aunque sea en una chabola. Pues otra vez la especulación
inmobiliaria está haciendo de las suyas y aquello se está repoblando de nuevo.
Pues bien , uno de los compis al pasar va y dice:
“Pobrecillo, fíjate como vive, me da pena”, yo ya sabéis como me las gasto, y
le dije,:“ Mira, pobrecito yo, que me he levantado a las cinco de la mañana
para llevar el jornal a casa, mientras ese está en la chabola sobando a pierna
suelta, pobrecito mi viejo, que trabajó toda su vida para nunca tener nada. Ese
pobrecito como tu dices, igual se levanta todos los días cincuenta pavos mínimo
aparcando coches, mas de lo que gano yo, limpios, sin gastos de ningún tipo,
solo papear, emborracharse o meterse de todo menos miedo.
Salvo excepciones, es
la forma de vida que ha elegido vivir, y te aseguro que si mañana le ofreces un
trabajo y donde alojarse, te dice que para tu puta madre, que el lo que quiere
es la libertad de hacer y deshacer lo que quiera y a la hora que quiera. Así
que déjate de tanto pobrecito”.
Y es que muchas veces no vemos mas allá de la fachada, y
desde que se profesionalizó eso de la mendicidad, en este país de Lazarillos de
Tormes, Buscones y demás listos, con traje y corbata o con chandal y mugre, los
pobrecitos somos los que tenemos que doblar el lomo de una forma o de otra,
pagar impuestos y cagarnos en la madre que parió a todos los que rigen nuestros
destinos.
¿Pobrecito?, me cago en sus muertos….
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