Como dice esta manida frase, hay dos tipos de moteros, los que se han caído y los que se van a caer, y no digo caerse en el garaje sacando la moto, si no darse una leche de mas o menos importancia.
Pues si, hace años que me encuentro entre los primeros, suelo húmedo, algo de barro, un coche que frena mas de la cuenta delante y la tragedia está servida. Freno, esquivo al del frenazo pero la maleta izquierda da en su paragolpes y efecto palanca, la moto al suelo y yo varios metros rodando, resultado, un hueso de la mano derecha roto y para la de volteretas que di, me doy por satisfecho.
Mientras estaba rodando por el asfalto, sólo recuerdo que cada vez que daba la cabeza en el suelo, me decía a mi mismo que, "Menos mal que llevo casco". La moto con el manillar doblado y un pequeño bollo en el depósito, la defensa hizo bien su trabajo, increíble, yo por el golpe creí que se había destrozado.
Al otro día, con el brazo enyesado, empecé a desmontar la moto y arreglar los desperfectos, un par de meses después, con huesos e hierros arreglados, ya estaba rodando de nuevo.
La verdad es que no soy un zumbao de la conducción, normalmente voy tranquilo, el carácter de la moto tampoco invita a correr y con una velocidad máxima de 150, pues aún queriendo, no se puede, lo que no quita que el llevarte un susto, esté a la vuelta de la esquina.
Así que eso, si eres de los del segundo grupo, no te preocupes, pertenecer al primero es cuestión de tiempo, no conozco a nadie que nunca se haya caído, y no, caerse en parado no me vale.
Cuidaos en la carretera, que sólo tenemos un pellejo.
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